Señor Don Juan Manuel Oliva Ramírez Gobernador Constitucional del Estado Libre y Soberano de Guanajuato:
Distinguido señor:
El pasado día 15 de marzo, en el evento en el que firmó usted el "Acuerdo de entendimiento para el suministro, entrega de agua en bloque y garantía del proyecto acueducto Zapotillo, Los Altos de Jalisco-León, Guanajuato", prometió públicamente ir a Temacapulín, Acasio y Palmarejo, Jalisco, para recoger de viva voz la opinión de los pobladores sobre la instalación de la presa El Zapotillo a costa de inundar y destruir sus poblados. Le ruego nos avise con tiempo y a la brevedad, cuándo será dicha visita. La esperamos atentísimamente.
Estamos seguros que existen los recursos económicos suficientes para que llegue usted allá sin daños significativos al erario del estado. Está como a 140 kilómetros y se gastaría como 236 pesos en casetas, más lo que erogue en gasolina.
Disculpe la insistencia, pero es URGENTE su presencia en Temacapulín y anexas. Buscando facilitarle las cosas y entendiendo su apretada agenda, nos hemos permitido platicar con representantes de los poblados mencionados. Le adelantamos algunos datos; tal parece que usted los desconoce. Estamos seguros que de otra manera, no habría firmado tan ignominioso Acuerdo.
En primer lugar, hacemos de su conocimiento algo realmente vergonzoso que seguramente le sorprenderá: muchos gobernadores prometen cosas y no las cumplen. No estamos para contarlo ni usted para saberlo, pero su homólogo Emilio González Márquez, gobernador de Jalisco, prometió en 2008 que si el 50 por ciento de los pobladores estaba en contra de la construcción del proyecto El Zapotillo, la presa no se llevaría acabo. ¿Y qué cree?... casi todos los 480 habitantes de Temaca, los 185 de Palmarejo y los 365 de Acasico (más otras 2 mil personas migrantes en los EUA) aman su tierra, aman a sus muertos ahí enterrados, aman sus templos del siglo XVIII, aman trabajar el campo y no se quieren salir de ahí. Sería de enorme beneficio para ellos que usted comprobara personalmente el dato.
Ha de saber usted que por esos rumbos jaliscienses, cruza el Río Verde. Como nos enseñaron a todos en la primaria, destruir el cause natural de los ríos, conlleva efectos destructivos al ecosistema del lugar.
En este caso, el daño ecológico no está suficientemente medido por Conagua, pero se sospecha que puede ser de enorme seriedad, tal como sucede con el 80 por ciento de las presas en este país, las cuales presentan diferentes grados de contaminación (José Luis Figueroa, UAM). Dudamos mucho que esta fuera la excepción.
No vaya usted a creer que los pobladores de Temaca son un montón de provincianos nostálgicos de su tierra amenazada. Han escuchado propuestas y se han sentado a hablar con las autoridades. Les han prometido una reubicación arriba del cerro, para dedicarse a labores modernas como el turismo que propiciará la presa. Sólo que la propuesta no viene acompañada de un acuerdo, como el que usted firmó recién, para garantizarles un verdadero plan de desarrollo.
Y en definitiva, resulta que han decidido trabajar su tierra y su ganado. Creen tener el derecho de ello. Por su parte, han propuesto que la presa, si conviniera hacerse, pudiera ubicarse en Loma Larga II, sin afectar a nadie. ¿Qué piensa usted de tal opción? Estamos seguros que antes de firmar el Acuerdo, atendió esta posibilidad. Vale la pena pensarlo con detenimiento. Recuerde usted que los afectados por la presa Cerro de Oro en Oaxaca, llevan 37 años esperando su indemnización.
Respetable señor: Como usted lo sabe mejor que nadie, el asunto le incumbe directamente puesto que la presa garantizaría 25 largos años de agua a la ciudad de León, Gto., así como la destrucción de tres poblaciones, de su historia y de sus ganas de vivir dignamente. ¿Cree usted conveniente preguntarle a los leoneses si están dispuestos a tener agua a ese precio?. Como verá, habemos pobladores de esta ciudad preocupados por cargar con ese peso en la conciencia. Imagino que a usted le pasará igual. Estaremos pues, pendientes de su respuesta
¿Cuándo nos vemos en Temaca? Nota: Si no le molesta, le recordaré este compromiso cada quince días por este medio. Por lo pronto, van nueve días de su promesa


